DONDE ESTA?

CON LA PROA HACIA EL MAR

Recalando con Jorge González

Navegante por herencia, por profesión y por placer, Jorge González conjuga la energía de la juventud con la sabiduría de la experiencia. Pragmático y decidido, tiene la llave para hacer de cada singladura una jornada para disfrutar y soñar. Su concepción simplificadora y abarcativa se pone de manifiesto en cada aspecto de la navegación, y nos hace sentir mucho más cerca de concretar nuestros propios sueños y de poner nuestra proa hacia el mar.


LR: Qué diferencia hay entre la navegación en nuestro Río y la navegación en el mar?

JG: Como navegante argentino, formado en nuestro Río de la Plata, te diría que hay bastante mito y fantasmas alrededor de las diferencias y también una cierta idea del mar como “instancia superior”, aquella lógica de “para ir al mar...”. Siempre que enseño a navegar les digo a los alumnos que eso es un trauma fluvial que arrastramos, los chicos que aprenden a navegar en Australia, Francia o Chile lo hacen en el mar y listo, como los pibes de Mar del Plata, Madryn o Ushuaia. Nosotros tenemos el río entre medio, y eso es una suerte, pero también actúa como barrera.

Sobre las diferencias que sí existen, no sé... las lindas son el color del agua, los amaneceres y atardeceres y sus colores impagables, las noctilucas a la noche. Las “feas” pueden ser el tamaño de las olas, la velocidad que pueden alcanzar, el peligro de los buques.

LR: Qué diferencia hay entre la navegación costera y un cruce oceánico? Es lo mismo en términos de navegación ir a Brasil que cruzar el océano?

JG: No. La verdad es que ir a Brasil, con los pronósticos que existen en internet, presenta cada vez menos riesgos, siempre y cuando uno navegue con seguridad, con tiempo y con paciencia. Quiero decir, la forma más simple de ir a Brasil es ir hasta La Paloma y esperar allí un frente frío que nos lleve hasta Floria. Y en ese viaje el tramo largo es de 580 millas que, corriendo un frente frío se puede hacer en cuatro o cinco días.

Los cruces, por ser mucho más largos, hacen que el valor de las previsiones meteorológicas sea muy relativo. Y también hay que ver qué cruce. Porque no es lo mismo cruzar de Canarias a Brasil o al Caribe, que cruzar de Bs.As. a Cape Town o de Bermudas a Azores, y también la época del año y el tipo de barco. Existen las Pilot Chart que pueden decirte cuáles son los vientos y corrientes predominantes en cada época del año en cada región; y eso determina que haya rutas y pasajes oceánicos que, si uno los respeta en tiempo y forma, reducen bastante las posibilidades de sorpresas...pero el mar es tan creativo que no hay garantías. Así que no, no es lo mismo ir a Brasil que hacer un cruce. Pero fijate qué curioso, la mayoría de los accidentes de veleros que van a Brasil, se producen contra sus costas y no en aguas profundas.

LR: Hay quienes dicen que es más difícil navegar en el Río de la Plata que en el mar. Lo considerás así?

JG: No. Navegar en el Rio de la Plata no es fácil por la gran cantidad de obstrucciones y la falta de profundidad. Pero pensá que también a raíz de eso el tamaño de las olas está limitado, que hay puertos y costas muy cerca entre sí. Saliendo de Buenos Aires hacia Punta del Este, tenemos un puerto cada treinta o cuarenta millas. Por qué pensás que van tantos barcos a Punta y tan poquitos a Mar del Plata. No es sólo por lo chic.

Después están esas historias de navegantes franceses que vienen dando la vuelta al mundo y llegan acá, los agarra un pampero y les destroza medio barco. Eso es verdad, pero hay que tener en cuenta que una de las cosas que más tranquilidad brinda en el mar es poder dejar el barco a la capa o corriendo y meterse a descansar hasta que pase la bronca, total hay agua de sobra alrededor ... ahora, cuando esos europeos llegan acá y miran la carta que por todos lados dice 0,8mts, 1,2mts., llena de canales y de barcos hundidos y con las costas una enfrente de la otra, ese recurso no funciona más y eso los descoloca un poco. Y por otro lado, está la cuestión de la sorpresa y las particularidades del clima local. Para nosotros. que sí conocemos todas esas mañas porque navegamos acá, este río es una bendición y está lleno de refugios.

LR: Difiere la técnica de navegación según la zona de navegación?

JG: Sí, claro. Es lo que te decía recién de los europeos que se espantan cuando ven a dónde navegamos nosotros.

Vito Dumas escribió sobre las anclas de mar que “nunca dispondría en mi barco de espacio para semejante porquería” (palabras más o menos), explicando que el barco debe correr libre en las olas sin ningún tipo de freno, ya que frenarlo lo expone a ser alcanzado, golpeado y encapillar grandes cantidades de agua. Bernard Moitessier cuenta que en el peor temporal de su vida en el Pacífico Sur, habiendo arrojado estachas enormes para que el barco no se atravesara a causa del surf, le pidió a su esposa que buscara el libro de Vito y leyera aquel pasaje. Luego de la lectura, cuenta que tomó su cuchillo Opinel y cortó todo y que el barco barrenaba desenfrenado pero seguro.

Todo bien, pero ellos estaban con muchas millas libres a sotavento, tenían dobleproas de quillas muy largas con una estabilidad de rumbo total y eran dos gigantes. Tener una pequeña ancla de mar o improvisar una estacha con el fondeo y la carpa del barco te puede salvar de estrellarte contra una costa cercana. El tipo y onzaje de las velas para los trópicos o las altas latitudes, el tipo de anclas y mil cosas más dependen de la zona en que vayamos a navegar y del barco que tengamos.

LR: Qué preparación debería tener un navegante para hacer una navegación de altura?

JG: Mirá, sería muy soberbio de mi parte responderte eso, así planteado. Pero supongo que lo fundamental es algo parecido a lo de Sun Tzú, “conoce a tu enemigo, conócete a ti mismo y podrás librar mil batallas...”; yo diría “conoce tu barco, conócete a ti mismo”...porque el mar es amigo.

Por el lado teórico te diría que con la información que recibe un Patrón, más algunos libros es suficiente. Por el lado práctico la veo más difícil y ahí la cosa es muy personal. Yo prefiero los tipos que por ahí no saben mucho de nomenclatura marinera pero tienen la cancha de entrar y salir a vela de un puerto o que no manejan el ozzi pero escuchan lo que pide el barco en cada situación.

No quisiera entrar a polemizar, pero creo que la forma en que están dados los cursos, le hacen creer a la gente que tiene que recibirse de Piloto y ya está. Y también creo que existe una voluntad de cierta gente de crear misterios y fantasmas sobre la navegación, como si les molestara que “cualquiera” navegue, una actitud elitista o más bien nostálgica del elitismo. A mí me encanta que cualquiera navegue. Y además, por más que yo ame la vela y pueda considerar que es un arte, puede venir otro y decirme que es “física pura” y también tendría razón, así que no hay misterios, es cuestión de pensar y hacer, como casi todo.

Una cosa importante es que la forma más segura de navegar es con tiempo y paciencia. Si vos te tomás el tiempo para esperar los vientos favorables, el barco y la tripulación se evitan esfuerzos y sufrimientos innecesarios. En viajes largos no se estila mucho lo de tirar bordes y sobre todo porque todas las verdades que tenemos en el río de “mi barco orza 45 grados” se las lleva el viento. Fijate que de La Paloma para arriba, cuando sopla noreste al mediodía alcanza 30/35 nudos con facilidad y arma una ola de dos o tres metros que ningún barco normal merece cortar en 45 grados, así que tenés que derivar un poco para no partirlo, si a eso le sumás 1,5 nudos de corriente en contra, resulta que vas cosiendo el mar y golpeando el barco para no avanzar casi nada. Mucho más lógico es esperar un frente frío y correrlo con rizos o sólo vela de proa. Mirá cómo en el Crucero de la Amistad, decenas de navegantes sin demasiada experiencia, llegaron bien lejos y volvieron sin problemas y con barcos del montón.

Eso, conocer mucho su barco, poder anticiparse a los problemas y reaccionar bien siempre.

LR: Cómo te preparás vos para hacer una navegación de altura?

JG: Mirá, la verdad es que con todo lo que hay que preparar en los barcos, nunca pude hacer una preparación consciente de mí mismo. Medio que vas resolviendo a las corridas, salís y después vas viendo por el camino. Lo que sí hago siempre es asegurarme buenos libros y películas. También hago un poco de yoga, aunque lo tengo descuidado pero es buenísimo navegando.

Y otra cosa que hago es visitar a algunas personas muy cercanas antes de cada viaje... no es despedida ni nada de eso, pero como después extraño mucho, son pequeños lujitos que me hacen bien.

LR: Cómo preparás el barco para una navegación de altura?

JG: Reviso cada detalle del barco, del aparejo, de las velas, del motor, de las cartas, de la comida, de la ropa y de la tripulación. También trato en lo posible de planificar las escalas en las navegaciones costeras, tratando de aprovechar las ventanas de buen tiempo y evitando los vientos contrarios. Y últimamente aprendí una cosa más: cuando finalmente el barco está listo para salir, me quedo un día entero descansando para salir sin el stress de los preparativos.

LR: Qué es indispensable y qué es impensable llevar?

JG: Sobre gustos .... No sé, indispensables son muchas cosas, yo soy fanático de los cabos, los grilletes y las pastecas, porque tuve algunas experiencias y sé que con aparejos se pueden hacer muchas cosas que parecen imposibles. Para los amantes de la mecánica, en viajes largos es bueno llevar además de rotores y juntas, un burro de arranque y un alternador de recambio por las dudas. De las cosas que no son frecuentes te diría que está bueno llevar siempre una máscara de buceo y un snorkel, ya que nunca sabés cuándo tenés que bucear para sacar un cabo o un pedazo de red de la hélice.

Sobre lo impensable de llevar, te voy a responder con un chiste inglés que dice que hay tres cosas: una carretilla porque no hay abordo tierra para acarrear; un paraguas porque no habrá ocasión de usarlo; y un oficial de marina porque no saben nada de barcos. Es un chiste, que nadie se ofenda.

LR: Qué alternativas hay para generar energía eléctrica?

JC: Y, dependiendo de los presupuestos, hay varias. Alternadores, paneles solares, cargadores eólicos, generadores a nafta y diesel. Claro que si vas a Ushuaia donde el sol es bajo y el viento es frecuente, te conviene un eólico y si vas a Brasil que hay poco viento y más sol (aunque llueve bastante) es más lógico el panel solar. Y si fuera posible tener ambas cosas, es lo mejor. De todas maneras, yo prefiero empezar por un esquema eléctrico simple y de bajo consumo. Quiero decir, cuantas menos cosas que consuman y más ahorro de energía, menos problemas. Sacando el radar y el piloto automático, las otras cosas no gastan tanto. Y si tenés un timón de viento, cuando hay viento timonea él y sólo usas el piloto eléctrico cuando hay calma y vas a motor con el alternador cargando. Como siempre, la solución es tener un barco simple y un esquema eléctrico económico.

LR: Cuál es el instrumental de navegación que considerás necesario y conveniente?

JC: Para barcos con limitaciones de espacio, de energía y de dinero, además de ecosonda y VHF, creo que con dos GPS y una conexión a una notebook, a través de algún programa de navegación como el ozzi, el max sea u otros se tiene el mejor plotter, más música, películas y wi fi. Eso, más un detector de radar (que vale U$S 250 y te avisa cuando hay una señal de radar, o sea un buque o un pesquero) creo que son suficiente instrumental. Sobre piloto automático o timón de viento, uso ambos, pero si tengo que elegir prefiero el timón por simple, confiable y porque no consume nada.

Después claro, si uno puede tener un radar, BLU, plasma, teléfono satelital y todo eso interfaceado, bárbaro, pero valen una fortuna y siempre hay algo que no funciona. Y una cosa lleva a la otra y si tenés mucho instrumento, precisás más baterías y más generación y más y más y más.

LR: Qué herramientas debe haber abordo?

JC: Las que sepas utilizar. Hay barcos que tienen generadores y podrían soldar o utilizar pequeños tornos en navegación, pero para barcos más normales, no sirve llevar cosas complejas, lo mejor es simplificar en todo sentido. Con un modesto inverter de 1000 w. se pueden alimentar la mayoría de las herramientas domésticas necesarias, como amoladora, taladro, caladora, etc. Y de las que no se estilan, te digo que una buena es llevar un cricket chiquito de auto, que puede servir para destrabar, enderezar, arrancar, etc.

LR: Qué alternativas hay para potabilizar agua de mar o de río? Son aconsejables?

JC: Existen actualmente desalinizadores pequeños que pueden hacer potable 30 o 40 litros por hora y rondan los 2.500 dls. También, para zonas tropicales, se usan unas especies de embudos hechos en el bimini para recoger agua de lluvia. Una vez en Angra, donde llueve 250 días al año, con una lona plástica común tensada en sus extremos llenamos ocho bidones de 5lts. en diez minutos. Y en la zona ecuatorial, donde pasan chubascos muy seguidos, con el chorro de agua que colectaba la vela mayor en su puño de amura era posible bañarse y lavarse la cabeza con crema de enjuague incluida. Quiere decir que la idea es: llevar toda la que se pueda, juntar más cada vez que haya y gastar lo imprescindible.

LR: Cómo se calcula la cantidad de agua?

JC: Bueno, eso también depende mucho del barco, la cantidad de gente y los días a navegar. Pero en general, si se cuida el agua, no es un problema tan grave como se imagina. Se dice que 2,5lts. por día por persona es la medida necesaria. Mi amigo Antoine Duguet cruzó de Cabo Verde a Salvador con 40lts. y le sobraron mas de 20lts., y yo hice un viaje de 21 días solo, con 80lts. y me sobraron como 50lts.

Una cosa que ayuda es no tener bombas presurizadas en la línea de agua potable, ya que cada vez que abrís para mojar el cepillo de dientes te tira un chorro enorme, mientras que las bombitas de pie solo entregan lo necesario. Obviamente que las comidas como fideos o arroz que llevan mucha agua pueden hacerse con una mitad de agua de mar y ahorrar en sal.

Entonces te diría que el criterio es simple: llevá toda la que puedas y gastá lo menos posible.

LR: Cómo calculás el combustible para hacer un crucero?

JC: Mas o menos como el agua: llevá todo lo que puedas y usá lo menos posible. Después hay recursos como tener un day tank elevado, que se llena con una bombita desde el tanque principal y desde el cual el gasoil baja por gravedad. Sirve para controlar mejor el consumo, aliviar el trabajo de la bomba del motor. También se recomienda filtrar muy bien el diesel que se compra. Otro recurso es afirmar una tabla a los obenques mediante prensacables y hacerle unos agujeros para atar ahí los bidones de combustible o agua extra.

LR: Cuál es el criterio para organizar una provista en un barco de crucero?

JC: Eso depende mucho de los días que hay que navegar, la cantidad de gente y la capacidad del barco, si tiene o no heladera. A mí me gusta mucho cocinar navegando y tengo comprobado que esas cosas levantan la moral e incluso sirven para organizar los tiempos abordo. Una vez yendo a Brasil corriendo un temporal que se puso muy fuerte, habían soplado 52/54 nudos toda la noche y luego bajó a 40 y pico, hicimos un guiso de lentejas con todo lo que lleva y después panqueques de dulce de leche para los siete.

Una cosa que está buena hacer es llevar cosas que alimenten bien para cuando no se quiere cocinar, como cereales, chocolate, frutas secas y además de lo importante y calórico, algunas cosas ricas de esas que no se comen todos los días, como para darse unos placeres cuando el viento o el frío aprietan.

LR: Cómo se calcula la cantidad de comida?

JC: Bueno, eso también depende de las posibilidades del barco en cuanto a heladera, espacios de estiba, etc. Pero yo lo que hago últimamente es hacer una lista de comidas que pienso hacer durante el viaje. Digamos que es un viaje de diez días, agarrás un papel y anotás “dos veces supremas de pollo con puré, dos veces arroz con atún, tres veces fideos con salsa, y así hasta completar el número de comidas que suponemos vamos a tener (obviamente que las vas intercalando para no repetir enseguida). Y después siempre comprás un poco más de cosas básicas con las que se pueden hacer más comidas y listo. Ya lo hice muchas veces en viajes de varios días con tripulaciones numerosas y anduvo bien. Ni falta, ni se tira nada.

LR: Cómo organizás la estiba?

JG: El método que te decía recién para comprar, también te sirve para organizar las cosas. Porque te hacés un plan de comidas que luego es ajustable a las condiciones de navegación y las ganas de cocinar. En la heladera guardás en el orden inverso al que vas a ir sacando. Y las cosas que no van en heladera trato de agruparlas por rubro y listo. Una vez que te acostumbrás, los espacios rinden más y todo se encuentra fácil.

LR: Cómo se conserva cada alimento?

JG: Sobre eso hay mucha información en revistas de náutica y en internet. Pero te cuento sólo algunas experiencias personales de cuando no tenía heladera y estaba con el Caprice en Brasil. La manteca y la margarina se pueden tener sin problemas si las metés aplastadas en un recipiente y cubiertas de agua con sal. Las frutas y verduras en redes duran mucho más y las calabazas son las que más tiempo aguantan, llegando a durar casi un mes. Es muy fácil salar pescado y secarlo al sol, así como carne de vaca, bananas, manzanas, etc. Y para llevar carne, pescado o pollo fresco sin heladera, es muy práctico hacerlos en escabeche y llevarlos en frascos. Yo siempre llevaba pollos así pero no me gusta el escabeche, sólo lo usaba de conservante, después lavaba el pollo y lo comía de otra forma (espero que mi Vieja no lea esto porque no habrá más escabeches).

LR: Cómo se racionan los víveres?

JG: Lo que te decía antes del método de compra y estiba. Aparte de los productos que garantizan las comidas y los desayunos y meriendas, en general pongo unas cosas que pueden ser comidas por cualquiera en cualquier momento sin afectar lo planeado. Una caja con chocolates, cereales, caramelos, nueces, etc.

LR: Es habitual recurrir a la pesca para obtener víveres en navegaciones océanicas?

JC: Sí, es habitual, pero obviamente que cuando comprás los víveres no contás con la certeza de la pesca. Depende mucho de la zona en que estés navegando y hasta de la suerte, hay días que pescás y días que no. Los peces voladores, que a veces vuelan cientos de metros haciendo patito en el agua, durante la noche suelen caer por error en la cubierta del barco y a la mañana los encontrás ahí. Yo en un cruce me había tomado la costumbre de incluirlos en el desayuno, pero se pueden poner en la heladera o salarlos y secarlos.

LR: Qué combustible se utiliza para cocinar? Cómo se calcula la cantidad necesaria? Cómo conviene estibarlo?

JC: La mayoría usa gas, pero es un problema el hecho de que cada país tiene diferentes picos y garrafas, eso se soluciona con una manguera que se usa para traspaso de gas y se recarga la propia. Hay gente que prefiere cocinas de alcohol, para evitar llevar gas abordo. Y también está bueno tener un anafe eléctrico, porque cuando estás en un muelle con electricidad, preservás tu stock de gas o alcohol. Yo tengo dos garrafas de 10kg. estibadas en la popa del barco en cubierta y un anafe con cartuchos de gas para poder bajar y cocinar algo en alguna playa si hay ocasión.

LR: Qué importancia tiene la cantidad y tipo de ropa que se lleva, especialmente abrigo y ropa de agua? Cómo se selecciona? Qué hay que llevar?

JG: Tiene mucha importancia, porque hace la diferencia entre estar disfrutando o estar sufriendo.

Dependiendo de los presupuestos, está bueno el concepto de abrigos modernos como la ropa térmica de primera piel, el polar y las camperas de soft-shel o las clásicas de duvet. Y claro que un buen traje de agua es fundamental. Para lugares tropicales, es muy gratificante un buen baño al atardecer y ropa limpia de algodón porque la salinidad es terrible y termina por engrasar la piel, el pelo y todo. Yo llevo dos conjuntos de ropa térmica, varias remeras o camisetas de algodón, dos buzos de polar buenos, una campera y el traje de agua, vaya por cinco días o por veinte.

LR: Cuál es la rutina abordo?

JG: Según con quién navegues, eso se va haciendo cada vez. Pero con alguna gente amiga con la que he navegado muchas veces, es más o menos así: el día comienza con el último cambio de guardia de la noche, que sería cuando los que vieron el amanecer se van a dormir, cuando se levantan nos encontramos todos y desayunamos juntos, después cada uno se pone a leer, o a escribir o a jugar algún juego. Se marcan posiciones en la carta, se cocina, se hacen cambios de velas, se arma la pesca. Es bueno lo de organizarse el tiempo y tener una rutina, porque si no, se desacomoda el sueño y puede pasar que después estén todos cansados a la vez.

LR: Es posible mantener el mismo nivel de higiene personal durante un crucero de altura que el que se acostumbra en tierra?

JC: Bueno, eso depende de lo que acostumbres en tierra. Sí, es perfectamente posible. Volviendo al tema del agua, te digo que un buen recurso para barcos que no tienen ducha, es llenar muchas botellas plásticas con agua de la canilla y una vez hecha la estiba acomodarlas en todos los pequeños espacios libres. Si hace calor se pueden dar decenas de baldazos en el cockpit y luego sacarse la sal con una botella con agujeritos en la tapa a modo de regadera; y si hace frío, le agregan un poco de agua caliente de la pava y lo hacen adentro.

Otra cosa que es muy práctica y se usa en todo clima son las toallitas húmedas que se venden para los bebés, sirven para sacarse la sal y la transpiración del cuerpo y mejoran la calidad de vida.

LR: Cómo es la convivencia abordo en un cruce?

JG: Mirá, la verdad es que yo sólo hice dos cruces. Uno en solitario y otro con Dana, una chica que nunca había navegado y se subió en Canarias y llegó hasta acá. Así que de convivencia de tripulaciones en cruces, no sé nada. Pero sí en otras navegaciones largas con varias personas te digo que depende mucho de la onda que tengan y de cómo sea la rutina abordo. Por mi parte siempre tuve buenas experiencias y nunca un conflicto serio en navegación.

LR: Considerás que debe haber democracia abordo o verticalidad?

JG: Ese es todo un tema. La verdad es que tengo el orgullo de haber llevado a casi doscientas personas entre charters, clínicas, viajes de fin de curso, y nunca, nunca, precisé “dar una orden” o invocar mi autoridad de Capitán para imponer una decisión. Me parece que en general coincide que la gente que ama la autoridad y goza del ejercicio del poder, necesita saberse Capitán y poder dar órdenes y tratan el barco como una unidad militar.

Cuando hay que hacer una maniobra, yo le explico a cada uno lo que quiero que haga, pero sabiendo que yo puedo garantizar la realización de la maniobra. Y siempre que hay que ir a la proa o al palo con mal tiempo, organizo la maniobra con la gente y voy yo. Hace falta que quede claro quién es el capitán, pero te aseguro que esa autoridad se construye en cada maniobra y no con carnets y gorritas con anclas bordadas.

LR: Cómo se mantiene la calma abordo en medio de un temporal?

JG: Sabiendo qué hacer en cada momento y transmitiendo seguridad. He comprobado en varias ocasiones que gente que no sabe nada, si observa que vos estás tranquilo y controlando la situación, automáticamente se queda tranquila. Una vez con un amigo tumbamos un Panela porque se atravesó en una ola grande y él quedó parado con la caña atravesada y yo quedé con una pierna entera en el agua y trabado en la brazola de sotavento... las dos chicas que no navegaban se agarraron y nos miraron, y yo les dije serenamente “tranquilas que ya vuelve, eh”, me contestaron “bueno, todo bien” y no pasó nada.

LR: Por qué navegás en solitario? Qué te motiva para hacerlo? Qué satisfacciones te da?

JG: Antes que nada te diría que no me considero un “navegante solitario” de tiempo completo, de esos que sólo navegan solos y que acaban por volverse hoscos, ermitaños y soberbios. Yo me la paso navegando con amigos y con alumnos o pasajeros, y de vez en cuando me agarra la locura y navego un poco en solitario. Cuando empecé con eso no sabía muy bien por qué quería hacerlo pero sentía la necesidad y estaba medio mal de ánimo y me parecía que lo único que me iba a hacer bien era navegar solo. Y me hizo muy bien, pero fue difícil. Uno piensa que estando solo te vas a encontrar con vos mismo y esas frases hechas, pero a veces no es tan agradable ni armonioso. La primera vez estuve 21 días en solitario y si bien terminé con una paz que desconocía, en el medio del proceso no todo fue alegría. Después volví a hacerlo 16, 14, 10 días y siempre es bueno.

Le tomé el gustito y me sigue pareciendo increíble la sensibilidad y el vínculo que se crean con el mar y con el barco, y cómo en esa situación se hace más fácil pensar y ver las cosas desde otros puntos de vista.

Sobre la cuestión técnica, es más maña que fuerza, como casi siempre. Y lo más difícil de resolver es la parte anímica de bancarse estar solo, no tanto para hacer las maniobras, sino para decidirlas.

Mirá, lo único malo de navegar en solitario es que semejante experiencia no se pueda compartir.

LR: Es muy distinta tu rutina abordo cuando navegás en solitario y cuando navegás con tripulación?

JG: No demasiado. Estando solo, leo más y hablo menos. Pero cocino y duermo mejor que en tierra. Tal vez hago cosas que con más tripulación no haría, como reducir paño porque se viene la noche; pensar un rato y esperar que se afirme una tendencia de viento antes de sacar más vela si hubo rosca; o reducir velocidad para llegar con luz de día a algún puerto.

LR: Qué características tiene tu barco ideal para una navegación de altura?

JG: Simple, práctico y autónomo. Tiene que ser simple en todo para evitar problemas; práctico para que se pueda llevar bien con el menor esfuerzo posible; y autónomo para poder estar navegando sin depender de la tierra a cada rato. El barco que tengo ahora, el Lainakea, es lo más parecido que encontré a ese concepto. Si yo supiera y pudiera diseñar un velero, haría un barco de diez metros con mucha manga en popa, aparejo casi a tope con crucetas retrasadas y sin burdas, con una mayor bien grande con tres manos de rizo, una vela chica en proa autovirante y rizable a tormentín, y un spi asimétrico; que cale 1,6 con bulbo, skeg y timón afuera agarrado al espejo; interiores pintados de blanco con algunas molduras barnizadas; maniobra de cubierta con varios stoppers y sólo dos molinetes en todo el barco. Eso es para mí hoy un barco ideal.

LR: Qué ventajas y qué desventajas presenta el velero de dos palos frente al de un solo mástil?

JG: Desventajas sólo las de espacio, ocupa más, tenés cableríos extras y en general dificulta la instalación de biminis o toldillas en navegación. Pero esas son pavadas comparadas con las ventajas enormes de los ketch. Te evitás tener grandes velas que exigen esfuerzos sobrehumanos para arriarlas con vientos fuertes. Cuando el viento aumenta un poco podés arriar la mayor y el barco navega bien con mesana y vela de proa. Si tenés que capear, la mesana trabaja mejor que una mayor porque tiene más brazo de palanca sobre el barco para hacerlo orzar; si tenés que correr es ideal porque lo mantiene equilibrado y con gran estabilidad de rumbo; teniendo enrollador, una vez que bajaste la mayor ya no precisás salir del cockpit y el rango de viento que podés aguantar es muy grande. En fin ... me encantan los ketch.

LR: Qué equipamiento le pondrías para la navegación?

JG: Lo que te decía antes sobre el instrumental: vhf, sonda, dos gps, una notebook y un detector de radar.

LR: Qué equipamiento le pondrías para el confort, tanto en navegación como en puerto?

JG: Colchones como los de las casas, heladera de compresor y una estufa de gas oil.

LR: Y para la seguridad?

JG: Mamparos/pañoles estancos en proa y en popa y tanques estructurales, que son fáciles de hacer y muy buenos.

LR: Cómo lo equiparías en cuanto a comunicaciones?

JG: La verdad es que no soy muy fanático de las comunicaciones, un VHF es muy bueno y un teléfono satelital cuando funciona es genial para pedir el pronóstico desde cualquier lado, pero tuve BLU y no me interesa, me parece un trasto viejo que gasta mucho y sirve poco, hay gente a la que le encanta y hasta lo disfruta porque charlan con la Rueda de Navegantes, yo no. Pienso que para el navegante y el barco promedio nuestro, lo mejor es tener un VHF que funcione bien y eventualmente para algún viaje alquilar un satelital para poder chequear la actualización del pronóstico y hablar de vez en cuando a la familia.

LR: Qué elementos considerás superfluos de los que habitualmente conforman el equipamiento de un velero oceánico?

JG: Esto es como lo de “indispensable e impensable”, es cuestión de gustos. Pero yo veo gente que arma su barco para irse a Brasil y le pone cosas que son para la Antártida, sólo porque las ven en barcos franceses que pasan por acá. Una típica son los escalones en el mástil, que cuando Moittessier los usaba era una cosa, pero todo el tiempo molestan y enroscan las drizas, entonces hay que poner unos cabitos hacia los obenques altos y el barco queda como un arbolito de navidad y después nunca te vas a subir a arreglar nada porque se mueve mucho ... no será más fácil tener drizas de más en proa como la de spi y tener el amantillo como reemplazo de la driza de mayor y listo?

LR: Cuáles son los recaudos que considerás indispensables para mantener la tripulación segura en cubierta?

JG: Línea de vida y arneses.

LR: Adoptás esos recaudos para vos cuando navegás en solitario?

JG: Sí, siempre. Tengo muchas fotos y autofotos en cuero pero con el arnés puesto a pleno día con sol radiante. No soy muy ortodoxo navegando, pero eso lo cumplo a rajatabla.

LR: Qué emociones se movilizan especialmente en el medio del océano?

JG: Muchas, muchas. Es una forma de terapia introspectiva fuerte. Realmente se logra pensar mucho más y mejor. También hay que decir que depende del estado de ánimo en que te encuentres, porque si estás bien es alucinante, pero si estás medio deprimido puede ser un tormento. Siempre me llamó la atención que el agua azul se ve muy linda cuando hay sol, incluso con olas grandes, las crestas atravesadas por los rayos solares se ven como alcohol de quemar y es muy lindo, pero cuando se nubla se ve casi negra y da un aspecto fiero al mar.

LR: Hay desafíos náuticos pendientes para un hombre que ha cruzado varias veces el océano?

JG: Sí, por supuesto. Por el lado del “desafío” no me estimula mucho; pero sí tengo varios caprichos pendientes. Por ejemplo, a veces me gustaría tener un barquito de poco calado y mucho motor que me permita subir por los ríos interiores hasta Paraguay o al Pantanal; o bajar desde allá para acá en algún kayak por ejemplo. Otras veces me gustaría construir un barco como el que te decía que me parece ideal y hacer algún viaje para ver qué tan ideal resultó. Pero la verdad que el deseo mas firme que tengo en cuanto a navegaciones futuras está por el sur, en la Antártida.

Finalmente, Jorge responderá el CUN

(Cuestionario Universal Náutico de La Recalada)

LR: Cómo fue tu "primera vez"?

JG: No me acuerdo porque era bebé. Pero uno de los primeros recuerdos que tengo de navegar es de un día que salimos con mi Viejo y con Cholo Pons en el Báltico, un pescador hermoso de Baader que navegaba muy bien a vela. Yo tendría tres o cuatro años y cuando asomamos la proa a la farola de San Isidro el barco se escoró mucho y se cayeron botellas, platos y vasos y yo me asusté y me puse a llorar... todavía me acuerdo la cara de espanto de ellos dos y cómo pegaron la vuelta por miedo a que yo no quisiera subir nunca más a un barco. A lo diez minutos salimos de nuevo y acá estoy ... agradecido.

LR: Te mareás cuando navegás?

JG: Sí, a veces me mareo y muy de vez en cuando vomito. Tengo un período de adaptación, si hace tiempo que no navego y apenas salgo hay mucha rosca la paso mal unas horas, pero después se me pasa y nunca más me vuelve a molestar. Lo que no me pasa es quedar palmado, puedo hacer todo lo que haga falta aunque me sienta mal.

LR: Sentís miedo cuando navegás?

JG: Hay veces que sí he tenido miedo de que se rompa alguna cosa del barco, sobre todo después que se me quebró un mástil en Brasil, había quedado medio traumado y al menor ruido de jarcia apretaba los dientes (y algo más...), y sólo con el tiempo se me fue pasando.

Pero miedo por mi vida, no, nunca sentí.

LR: Sos capaz de relajarte cuando el barco está a cargo de otra persona?

JG: Sí ... pero de muy pocas, y te pueden dar testimonio de mi capacidad de relajación y descanso.

LR: Cómo elegís la compañía para navegar?

JG: Nunca tuve problemas con eso. A raíz de los charters y las clínicas he navegado con cientos de desconocidos, y varios de ellos ahora son amigos.

LR: Qué consejo le querés dar a los nautas que te están leyendo?

JG: Que no se compliquen la vida ni posterguen los sueños.

LR: Qué deseo tenés para los nautas que hoy navegan nuestro Río?

JG: Que naveguen nuestro Mar.


LAS 500 MILLAS 2009

El desafío de las 500 Millas 2009

Por Mariano Delgui

Publicado en www.500millas.com.ar

16/07/09

Cuando en enero de este año le propuse a mi amigo Juan Filipich correr el calendario anual de Regatas en Dobles y le mostré de que Regatas se trataba me pregunté a mí mismo ¿No será mucha exigencia y preparación?
Juan no preguntó nada, solamente me dijo “Dale, corramos todas”.
Y así empezamos, en equipo, los dos empujando siempre para el mismo lado.
Y en estas 500 millas el equipo funcionó perfectamente.
Preparamos el barco hasta el último detalle, planificamos la comida completamente, elegimos la indumentaria, los accesorios y finalmente el día de la largada con los pronósticos, tablas de mareas y análisis de los contrincantes trazamos la estrategia de la Regata, las líneas directrices a seguir.

Por fin llegó el top de largada, corrimos la ceñida como en un barlo-sota, derivamos el sotavento, orzamos un poco con genoa, trasluchamos e izamos el globo.
La pierna hasta San Clemente fue fantástica, con los contrincantes pisándonos los talones todo el tiempo, fuimos casi arando el fondo frente a Punta Indio, 20 cm debajo de la quilla. 
Nadie aflojaba, cayó la noche y seguíamos a full. Luego la salida de la luna, increíble. Comenzamos las guardias. Pasamos Punta Piedras a toda velocidad.
Trasluchamos justo para ir directo a la marca, ahí nos separamos de nuestros perseguidores.
Pero a unas 15 millas de San Clemente un descuido mío al timón derivando y el spi se enredó en el stay. Lo llamo a Juan para que salga y toma el timón. Salió en ropa interior.
Voy a proa, se seguía enroscando, liberamos el stopper de la driza y no bajaba.
Cambiamos con Juan, Yo a timón y él a tratar de arriarlo. Gracias a su maña y astucia pudo liberar el tope y pudimos bajarlo. Lo desenredó; a adujarlo y volver a izarlo.
Cuando miramos para atrás dos luces verdes estaban pegadas a nosotros.

A empezar de nuevo. Viramos San Clemente sin novedad y comenzamos a orzar con el genoa grande y una mano de rizo. Por suerte no daba ceñida rabiosa.
Aplicamos máxima potencia y para adelante. Los 2 perseguidores, “Manila” y “Alcornoque” visibles ahí nomás.
Con el transcurso de la noche el viento comienza a aflojar, sacamos la mano de rizo. Las luces verdes se achicaban y las esperanzas se agrandaban.
Amanece, navegábamos en un mar muy tranquilo y cada vez más rápido.
Almorzamos lomo con papas bien caliente. Miramos para atrás y solamente veíamos al “Manila”. El otro había desaparecido, buena señal. Adelante apareció el “Humildad Cero”.
El viento seguía aflojando y cambiamos la genoa por el código “0”. Nuestra diferencia de velocidad se hizo más notable, inclusive empezamos a ver mas cerca al “Humildad Cero”.
En un momento le digo a Juan “Mirá, se ven los cerros de la costa Uruguaya”, que visión increíble de la costa.
Bajó mas el viento y cambiamos el código “0” por el spi para mantener la velocidad.
Llegamos a Gorriti y atrás habían desaparecido todas las luces.

Abajo el globo, arriba el genoa y a orzar hacia la mansa. Pero no había viento. Viramos para ir hacia Montevideo y soplaban 4 nudos de real con ola en contra. Pasamos lentamente Gorriti y vemos las dos luces rojas del “Manila” y el “Alcornoque” acercándose a toda velocidad a la boca chica para virar la isla. La desesperación fue increíble.

Éramos una “Planta” flotando y avanzando lastimosamente.
Entró un SSW de 10/15 nudos y arrancamos hacia Montevideo.

Por supuesto, a empezar de nuevo como en San Clemente, con el “Manila” y el “Alcornoque” pisándonos los talones.
Escotas abiertas y a toda velocidad a la marca. No nos separábamos de los contrincantes.
Vimos unas nubes bajas avanzar desde el SW y entro el verdadero frente; helado. El viento subió un poco. Teníamos 6 capas de ropa en el torso, 3 capas en las piernas, 3 capas en la cabeza y 4 capas en los pies. Igual el frío se sentía.
Al través de Isla de Flores miro para atrás y veo las luces un poco mas lejos, me pongo contento.
Amanecimos el sábado pasando La Panela y de borde apretado a la marca “Dársena”. El viento empezó a negarse y a aflojar. Pensé “Que suerte, es nuestra condición contra ellos”.
A medida que transcurría el tiempo iban desapareciendo en el horizonte.
El borde ya no daba a la marca, daba a Punta Pavón. Soplaban 8 nudos reales del W. 
Seguimos hacia la costa Uruguaya a fondo buscando el NW pronosticado.
Por suerte atrás no veíamos a nadie, ni con los largavistas.
En un momento nos surgió la duda mortal, viramos? El otro borde acercaba más, pero la estrategia planificada era ir a la costa oriental y los pronósticos se iban cumpliendo.

Viramos a unos 200 mts. de la playa a la altura de arroyo Rosario, el borde daba 250°. Le dije a Juan “Viste que no da a la marca!”
Pero de repente el viento se empezó a prestar 270°, 280°, 300°. Íbamos sobrando la marca, sin olas, sin corriente en contra y paralelos a la costa Uruguaya!!!! La velocidad era de 6,50 nudos y el VMG de 6,50 nudos!!!!
Pasamos Sauce, Artilleros, Riachuelo y Colonia a toda velocidad. El viento fue aumentando y negándose, pero podíamos mantener el rumbo a la marca.

El cruce del río fue molesto por la ola corta y empinada, estábamos sobre potenciados con el genoa y la mayor a tope, pero no podíamos arriesgarnos ni perder el tiempo en maniobras, lo importante era llegar a la marca lo más rápido.

Domingo 01:46 AM, top de llegada!!

Juan y Yo nos abrazamos, estábamos felices por haber dado la vuelta, además no podíamos creer que hubiésemos tardado 61horas y 46 minutos, solamente 1 hora del record del Matrero con un barco de 34 pies!!!!
Nos fuimos a dormir contentísimos. A la mañana fui a averiguar los tiempos de llegada a la oficina de vela, sacamos los cálculos y comprobamos que estábamos ganando!
La alegría fue total. Tanto esfuerzo antes y durante de la Regata dieron sus frutos.

Estas son algunas vivencias y conclusiones que sacamos y creemos reflejan algunas cosas que les pasan a muchas tripulaciones en este tipo de Regatas:


Recorrimos más de 800 Km por el río y por el mar, pusimos a prueba nuestros límites.


Arriesgando en los bordes y siguiendo la estrategia, trabajamos en equipo, hicimos solo 7 cambios de velas porque el viento se mantuvo muy parejo.

Sabíamos que cada equivocación nos costaría distancia preciosa a nuestros perseguidores que nos venían ganando en tiempo corregido.

Disfrutamos de momentos sencillos donde cada alegría se exacerba.

Poniendo el 100% de cada uno. Es increíble como limpiás tu mente para dejarla pensando en un único objetivo: llegar lo más rápido posible a la meta. El pasado no importa, que hayamos perdido tiempo con errores ya pasó y ahora estamos en este momento haciendo lo mejor que podamos hasta cruzar la línea vertical blanca de Dársena.

Cuando uno se encuentra solo en cubierta pasan cosas extrañas como ver sombras, escuchar voces, dormir con un solo ojo, o con los dos entre ola y ola. Los sentidos se agudizan.

Nosotros tenemos la suerte de ser ingenieros y compañeros de universidad por lo que todos los cálculos matemáticos no requerían de mayores explicaciones, ángulos, componentes de velocidad, rumbos, posiciones relativas, etc. Utilizábamos la pínula para ver la distancia relativa a otros barcos. Las últimas 9 horas, hasta llegar, no teníamos idea de donde estaba la flota.

Esta aventura en un pequeño legado que dejan las tripulaciones que participan. Es ideal para hacerla con alguien que estimes mucho, que pienses primero en tu compañero que en vos mismo, alguien que cubra tus debilidades, donde sobran las explicaciones. Para quedarme sentado, viendo como una vela está mal ajustada, me quedo en casa acariciando al perro frente al hogar.

El material humano es lo más importante, el espíritu de equipo es fundamental. Lo material queda supeditado a lo humano.

La tenacidad del equipo es puesta a prueba constantemente, los caracteres de las dos personas se complementan permanentemente, si uno se bajonea el otro lo alienta y viceversa.

La prueba es que en San Clemente y en Punta del Este comenzamos la Regata de nuevo.

Un agradecimiento para todos Ustedes LOS PARTICIPANTES, gracias por haber hecho el esfuerzo de preparase y correr. Fue un honor y un privilegio haber competido contra todos ustedes. 
También gracias al Yacht Club Argentino y a HMH por la organización impecable.

Ya empezamos a prepararnos para la próxima Regata de largo aliento, la “Vuelta a Gorriti” el próximo viernes 9 de octubre. 
Repitamos esta maravillosa flota para esa Regata.

Mariano Delgui - Juan Filipich


“ NICO” ARG-4627


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