DONDE ESTA?

EL NAUFRAGIO DEL MUJERCITAS

Publicado en la Revista “Barcos”

Aporte de Hugo W. Barzola


En nuestra sección "Resultados de Regatas" de esta misma edición, "Barcos” se hace eco da una prueba disputada entre Necochea y Mar deI Plata en la que sufrió un grave incidente -sin desgracias personales- el Cuarto de Tonelada “Mujercitas", que hace un lustro diseñara Roberto Rovere.

Las connotaciones del siniestro son de particular trascendencia por cuanto brindan una clara experiencia sobre un acontecimiento que puede tornarse poco extraordinario y, además. por ser la primera (brillante) actuación de la Mesa No. 3 República Argentina de la Hermandad de la Costa, fundada a fines del año pasado en Mar del Plata. Los amplios marcos de solidaridad marinera que rodearon el suceso del "Mujercitas" merecen ser conocidos.

Todo empezó a las dos y media de la madrugada del segundo día de abril pasado, cuando el ”Mujercitas” varó contra un promontorio que no figuraba en la carta, presumiblemente una piedra o un buque hundido. Esto no fue nada. si a los diez minutos de zafar del inconveniente no se le hubiese desprendido el quillote limpito y de inmediato pegado una vuelta campana.

Sus dos únicos ocupantes –Rodolfo Mena y Clara Rodríguez- lograron quedar a horcajadas del casco invertido, empapados durante el resto de la noche. Aproximadamente a media mañana, por el horizonte vieron desfilar a un Guardacostas de la P N A, sin lograr llamar su atención.

Ya eran cerca de las tres de la tarde cuando en el SW se dibujaba la amenaza de un Pampero en momentos en que el mástil tocaba fondo. Ambas contingencias impedían que la marea los acercase a la costa y, para peor, con posibilidades ciertas de que la tormenta los arrebatara aguas afuera. La playa se encontraba a una milla de distancia -aproximadamente- y ya habían pasado doce horas desde el tumbo. Luego de varias inmersiones, habían logrado rescatar un solo salvavidas, de modo que sin perder la calma y dándose ánimo mutuamente la pareja de náufragos alcanzó la costa a nado.

Como se trataba de una zona agraria, la playa estaba totalmente deshabitada, pero al poco tiempo el Guardacostas había localizado los restos del “Mujercitas” y destacado a un miembro de su personal que, en una embarcación neumática se acercó hasta que, al verlos en la playa, cruzó la rompiente y fue en su auxilio. Los tripulantes del velero averiado fueron llevados a bordo del buque de la PNA donde consumieron varios litros de bebidas calientes y unas quince frazadas por barba. El "Mujercitas" quedaba en el agua, igual; en momentos en que por radio se avisa al hospitaI de Necochea que envía a puerto una ambulancia, en la cual Rodolfo y Clara son internados. AI día siguiente reciben el alta, así que ambos tripulantes deciden intentar recuperar los restos del barco que, según el navegador satelital del "Brisa" que había salido en plan de rescate una vez enterado del accidente, había quedado en la posición 38o 33' 05" S y 58o 25’ 0” W.

A todo esto, los regatistas recién se enteraron del incidente al arribar, organizando el rescate para el lunes 4 de abril. cuando unas treinta y cinco personas –sabiendo que los tripulantes están a salvo- salieron con tres camionetas. un jeep con acoplado, dos embarcaciones neumáticas, equipos de buceo y herramientas a rolete. A la altura del paraje Arenas eI grupo ganó la playa en una camioneta de doble tracción e inició la larga recorrida, hasta toparse con otro vehículo donde unos pescadores llevaban el tangón y algún equipo hallado, con el propósito de restituirlo. Así ubicaron el lugar exacto donde estaba el “Mujercitas", volcado pero varado en la playa. La arboladura se había perdido y el casco yacía a Ia altura del arroyo El Moro. Le quitaron la arena acumulada en el interior de la cabina y, sobre unos tablones, remolcaron el barco a lugar seguro. Se recuperaron uno de los spinnakers, ropa, colchonetas y equipo. Lo esencial se había salvado.

El rescate del “Mujercitas" configuró una movilización de solidaridad náutica en la que participaron no sólo los regatistas y amigos de los accidentados, sino también amigos de amigos (como uno de los buzos que puso desinteresadamente su pesona y equipo a disposición) y un montón de gente sensible que aunó sus esfuerzos con el personal de la Prefectura Naval, que efectuó un trabajo tan prolijo como efectivo. A través de este medio tanto Clara Rodriguez como Rodolfo Mena quieren aqradecer a toda la buena gente que se preocupó por ellos desde que se tuvo noticias de su naufragio.


AYUDA EXTERNA - por Martha L. de Vuilliomenet


(aporte de Hugo W. Barzola)


Reglamento de Regatas Parte V - Otras reglas de navegación. Obligaciones del Timonel y tripulación al Maniobrar un Yate:

Ayuda Externa

Excepto lo permitido por la Regla Fundamental A (Prestando Ayuda), la regla 55 (Varadura o Abordaje a una Obstrucción) y la Regla 58 (Embarcando), un yate no debe recibir ayuda externa ni usar cualquier otro aparejo que la que se encontraba a bordo cuando su señal preparatoria fue hecha.


-Buenas ...

-Oué tal?

El Dr. Crespi toma asiento, los otros miembros del Comité de Protesta lo imitan. Con un suspiro de resignación leen el formulario que ha presentado Ignacio Bedoya, timonel del “Cachafaz".

El Vasco había cruzado la línea de llegada con bandera de protesta en el obenque: la usa tan a menudo que el rojo se ha decolorado hasta un rosado sucio.

El caso es que Ignacio conoce el reglamento hasta en sus mínimos detalles y modificaciones, es técnico en el texto oficial de la I.Y.R.U., se regodea cuando puede citar casos ya juzgados por el Yacht Club Argentino en su carácter de autoridad nacional.

La Comisión de Protesta ya hace mucho que dejó de sospechar para alcanzar una total certidumbre: el Vasco disfruta enormemente luciendo sus conocimientos, pero lo que más le agrada es poner a sus sufridos miembros en apuros.

Crespi, como abogado, es el que se siente más afectado, pero el que mejor se defiende. Ahora se calza bien los anteojos. y lee "... habiendo Marcelo Rossi. timonel del “Espina". solicitado ayuda externa para cruzar la línea de llegada, le fue concedido dicho auxilio, contraviniendo así la regla 60 del Reglamento de Regatas."

-¡No me digan que el Curita hizo eso!

La exclamación se cruza con otros comentarios asombrados. Todos saben que Marcelo es correctísimo. es impensable que apele a una trampa para ganar.

El Curita, como le dicen a Marcelo Rossi, no es sacerdote, sino seminarista y gracias, pero el apodo. como la vocación, le viene desde chiquilín.

-Pero este Bedoya está loco. Yo fui oficial de día y les digo que los únicos que estaban cerca de la llegada eran el "Cachafaz" y el "Espina", los demás estaban a proa, por allá lejos, no había nadie más ...

-Si fuiste oficial contá la Ilegada, pero no te vayas por las ramas.

-El "Espina" y el "Cachafaz" pelearon toda la regata, al final Bedoya sacó una pequeña ventaja. Soplaba poco, se transformó en una brisita, después fue un suspiro y calmó.

El "Cachafaz" llegó a unos veinte metros de la lancha. Flotaba inmóvil o quizá retrocedía algo, había una leve corriente en contra. A popa, a unas dos esloras, se balanceaba el "Espina" acunado por la calma.

Hacía un calor de achicharrarse. aunque en la lancha no estábamos tan mal, salvo esas moscas que aparecen cuando no sopla. Muchas veces me he preguntado de dónde saldrán esos bichos, cubren la cubierta, las velas, te caminan encima ... Son tontos, lerdos, casi cariñosos... ¿vieron que hay algunos que tienen rayas de

colores en el cuerpo. 0 en las patas? Para mí que en su tiempo libre juegan rugby. Uno de ellos parecía de ciencia ficción, negro, flaquito. caminaba por mi brazo esquivando los pelos. Tenía dos antenas rematadas por unos ojitos redondos y verdes, las movía a destiempo mientras avanzaba y me miraba ...

-Si no volvés a la regata no terminamos más, se hace tarde.

-Lo siento. perdonen. En la calma se oye todo, así que olmos al Vasco gritándole al Curita para que rezara.

- Que rezara?

-Sí, que pidiese viento. Tres o cuatro veces le gritó, con ese vozarrón que raja las velas. Marcelo no contestaba, pero con ese calor, en el lightning inmóvil ...

-Abreviá, por favor.

-En realidad nosotros nos divertíamos. porque la lancha tiene toldilla y tomando algo frío, salvo las moscas ...

-Terminá con las moscas o traigo un insecticida!

-Perdón. Ignacio volvió a vociferar "rezá, Curita, rezá" pero se lo gritó de mal modo, burlándose. Nos callamos. esperando que Marcelo le rajara una buena ...

-¡AI grano. al grano!

-¡Ya termino, que tanto! En el silencio, sobre el agua quieta, rebotó la voz del Curita, contenida pero furiosa. Se notaba que se le había acabado la paciencia ...

-A mi mujer se le va a acabar Ia paciencia si llego tarde otra vez. ¿Qué dijo el Curita, qué hizo?

-Mordiendo cada palabra dijo algo como “te ruego, Dios mío, que sople o lo mato". Después, gritando las palabras, cada una bien separada de la siguiente, rezó un Padrenuestro.

-¿Y?

-Apenas se rizó el agua con un soplo que era el aliento de un ratón, pero el spinnaker se hinchó y el "Espina" se movió, resbaló y despacito, despacito, alcanzó al “Cachafaz”. El Vasco estaba impresionante, la cara escarlata y como tiene el cuello más ancho que la cabeza ...

-¡Vuelva a la huella, amigo!

-Eso fue todo, salvo que Marcelo pasó junto al “Cachafaz” con una sonrisa beatífica, tan grande que creí que se le iban a caer las orejas dentro de la boca. Sopló algo más, cruzó atrás el "Cachataz" y al rato, los demás.

-¿Quién ayudó al “Espina ?

-Nadie. si no había nadie más ...

El Dr. Crespi pidió la presencia de los dos timoneles. Se odiaba por haber aceptado participar en la Comisión de Protesta. Otra llegada tarde significaba el tribunal inquisitivo de su mujer y su suegra. Su habilidad de abogado naufragaba ante esos interrogatorios cruzados y descreídos, desde que una vez, años atrás ...

Reconciliados después de algunas cervezas. entraron Ignacio y Marcelo.

-Oíme, Bedoya. ¿de qué te quejás?

-El timonel del "Espina" pidió ayuda externa, y Dios se la dio.

Todos se rieron, hasta Marcelo. No se reía Crespi, que miraba preocupado el reloj.

Miró serio al Curita:

-¿Vos creés que Dios ayuda a los que le rezan?

La pregunta estaba mal formulada, se dio cuenta inmediatamente.

En la cara del inglés Stevens. los ojitos celestes reIumbraban de maIicia; Carbonell, catalán y ateo desde su nacimiento, sonreía burlonamente.

El Curita respiró hondo, enrojeció. No hace falta un león sarnoso para ingresar en el martirologio. Susurró:

-Sí ...

Avergonzado de su debilidad, gritó:

-¡Claro que ayuda, se lo pedí y me ayudó!

Lo descalificaron por aplicación a la regla 60, pero hasta el Vasco reconoció que tiene pasta de Obispo, por parte baja.


PUERTO NORTE

Del inagotable archivo de Hugo W. Barzola