DONDE ESTA?

TRABAJOS DE BUCEO AL LIMITE!


BUCEANDO EN ACEITE COMESTIBLE ...
Por don Hugo W. Barzola

Como varias veces me sucedió en la vida de buzo profesional, el momento de trabajo no siempre podía elegirlo, si no que él elegía cuando convocarme.
Una noche, como a las 3 de la mañana, sonó el teléfono y con toda la ansiedad de lo imprevisto, atendí ... El llamado correspondía al gerente de una empresa naviera con la que concretaba frecuentemente mis contratos de trabajo, por lo menos en el puerto de Ing. White.
Esa vez era un motivo urgente. Me comentaron la naturaleza del trabajo, si me animaba y estaba preparado para hacerlo.
Se trataba de bucear en un buque tanque sito en Puerto Galván con sus tanques llenos de aceite comestible, fletado por la Oleaginosa Moreno. El problema era encontrar cómo se había llenado de aceite la sala de bombas, en tal forma que cuando visualizaron el problema tenían como 3 m. de profundidad en la misma.
Me decidí a enfrentar este trabajo y me alisté para llegar en el menor tiempo posible al puerto. Primero tenía que conseguir un buzo de apoyo, pero las llamadas que realicé no tuvieron éxito, por lo que tuve que improvisar alguien que muchas veces me había acompañado en mis trabajos de toda índole que sabía desempeñar (electrónica, instalaciones). Se trataba de mi hijo Hugo Adrián, que tendría unos 20 años en esa época y que conocía los métodos del ayudante.
Cargamos nuestros equipos y salimos rápidamente hacia el puerto. Allí nos encontramos con las autoridades de la empresa y del buque, revisamos las posibilidades y vimos algunos planos de las instalaciones de cañerías y bombas de la sala de máquina. Lo primero era ver si se había producido alguna fisura en el panel del tanque que era contiguo a la sala de bomba, luego ir revisando y siguiendo el recorrido de las cañerías que tomaban el aceite y era bombeado, siguiendo diversos recorridos de acuerdo a los requerimientos que se produjeran.
Tenía personalmente varias incógnitas, pues era la primera vez que me iba a sumergir en tal elemento, cuya densidad dista de lo que podría ser el agua de río o de mar... Lo primero que encontré era que las luces de la sala de bomba se hallaban en pleno funcionamiento, por lo que no tendría problemas de esa falta, que por lo general era lo normal en nuestro trabajo en puerto.
Me fui sumergiendo cuidadosamente paso a paso. Tengo que aclarar que no usé aletas en este caso, y seguí el recorrido de una simple escalera de metal que se adentraba en la sala. Cuidadosamente, fui haciendo el recorrido que me llevó hasta el mamparo colindante con el tanque donde se almacenaba el aceite. No pude verificar fisuras o corrientes de flujo que me indicaran que por allí se producía el efecto de vasos comunicantes con la sala de bombas.
Después de comunicar la novedad a los funcionarios y repasar nuevamente los elementos funcionales de la instalaciones de la sala de bombas, a los efectos de ir cerrando los mandos de la misma y asegurarnos que no había medio de comunicación entre el tanque y la sala. Ya se pensaba que posiblemente podía haber un efecto sifón y alguna combinación mal efectuada que hubiera posibilitado el mismo. De esa forma se fueron cubriendo todos los pasos, por lo que tuve que descubrir todos los mandos que me indicaban y que debía encontrar entre la maraña de caños que contaba la misma.
Ya para todo esto el aceite llegaba a los 4 m. dentro de la sala de bombas, aunque no se podía precisar si ya se había contenido el derrame y el nivel en los últimos momentos parecía no seguir elevándose.
Entonces llegó la idea faltante, la de asegurar que desde el tanque no hubiera dudas que podía haber una comunicación y flujo de aceite hacia la sala de bombas. En verdad, me parecía que no era necesario, en mi fuero interior era lo que menos deseaba, ya entreveía las dificultades que tendría que afrontar. El esquema que va a continuación ilustra someramente el escenario del mismo, y pueden dar una idea parcial de lo que había que realizar.


Salimos de la sala de bombas y nos dirigimos a cubierta donde el contramaestre del barco abrió una escotilla por donde deslizó una lámpara con extensión hacia abajo del tanque, el mismo tenía una enorme superficie totalmente vacío, había una escala de hierro que nacía al costado de la escotilla, por ella bajamos hacia el fondo del tanque superior. En este caso el barco estaba dividido en dos partes longitudinales, por lo que el piso de ese tanque constituía el techo del tanque inferior.
Allí hubo que abrir otra escotilla. Es interesante describir el ambiente que teníamos en torno, era fantasmagórico, un enorme recinto totalmente cerrado, las sombras de los participantes y esa nueva escotilla en la que no había la iluminación que contaba la otra inmersión, por lo que resultaba más acogedora. En este caso no recuerdo incluso que hubiera escala adosada a la pared del mamparo, lo que sí había era un caño de 4” que encontré al tacto una vez que me sumergí siguiendo el ángulo del tanque que tenía como guía.
La oscuridad era total, negro total, y pese a las aprensiones tuve que seguir su recorrido. Tenía la esperanza que el mismo terminara cercano al piso del tanque, que era a su vez el fondo del casco, pero no!! hacía una curva y seguía no sabía dónde ... Ese fue el momento más contradictorio y decisivo en mi conciencia. El verdadero momento en que pensé: en dónde estaba metido!!
Llegué al final al terminal del caño después de haber recorrido como diez metros, me monté sobre el mismo soportándome con las rodillas y sacando los elementos que me habían preparado, obturé esa entrada y retorné con todo cuidado hacia la superficie, tal vez no tan rápido como interiormente deseaba pero es allí donde el raciocinio en un buzo debe mantenerse y todas las prevenciones son las que sirven para que su vida tenga mayor seguridad y pueda contarlo ... como en este caso.
Pero ... al verdadero final llegamos sin emociones, debería haber quedado en el párrafo anterior, la cuestión se resolvió sencillamente como lo indiqué más arriba, en el juego de maniobras de cierre de llaves se logró finalmente la contención de la cañería, que por algún mal manejo produjo ese juego de vasos comunicantes. Mientras yo realizaba mi tarea habían llegado camiones tanque que comenzaron a alijar el aceite que inundaba la sala de bombas. Una vez desagotada, deben haber procedido a su limpieza, actos que yo no vi y luego conocí por el relato de la agencia marítima.

Hugo W. Barzola

Buzo Profesional PNA
Bahía Blanca

2 comentarios:

hugow dijo...

Agradezco los comentarios de Don Oberti, lo que aun no interpreto es lo del superpiloto, acláreme su contenido.
Un abrazo.

HWB.-

hugow dijo...

Eso sí y como anécdota final aunque no es determinante en el relato…, tiempo después el traje, un excelente traje casi nuevo de Cressi, se comenzó a desintegrar por degradación del material, que pese a múltiples lavados con detergentes y solventes no pudo parar el efecto del aceite sobre la goma, afortunadamente (me sale de adentro la queja por mi traje..!) pero pude compensarlo con el cobro de mi factura..!!!

HWB.-