DONDE ESTA?

UNA DE DUMAS Y FIRPO


EL RINCON DE HUGO W.

del inagotable archivo de don Hugo W. Barzola






Año XII, nro. 1121, 13 de febrero de 1947

 "IGUAL A VITO DUMAS NO HAY OTRO ... – DICE FIRPO", Por Horacio Estol



 Una visita al famoso navegante solitario, en compañía del toro salvaje de las pampas mientras el Lehg II descansa, Vito Dumas sigue trabajando ...





 Hace dos semanas, cuando llego Vito Dumas, yo no estaba en Buenos Aires. Recién unos días después pude saludarlo por teléfono, y quedamos citados para encontrarnos una tarde en el Club Náutico Buchardo.
Luis Angel Firpo, que estaba al tanto de la cita, me propuso :
• Oiga ... Vamos juntos.! Yo también quiero saludarlo. ¡Es un gran muchacho! 
Así fue como llegamos una tarde de este inseguro verano, bajo un apropiado sol rajante, hasta el Náutico Buchardo, donde el Lehg II, desarbolado y en tierra, nos recibió en la intimidad del astillero.
Allá arriba, sobre cubierta, aparece primero el hijo de Dumas. Después, el mismo Vito, desde la cámara, grita :
• Ya voy, enseguida ... Estoy con todo este lio ... – y la voz se extingue con una protesta. 
Después aparece, con el recio torso descubierto, la gorra de larga visera protectora, y la sonrisa de toda la vida :
• ¿Viniste? ... Mira, recién hoy sacamos el Lehg del agua …  !Firpo!!! ...





Desciende del barco con la agilidad de un trapecista. Unos segundos mas, y entonces si abrazo fuerte recuerda otros abrazos anteriores, que rubricaron cada vez el final de alguna tremenda aventura.
Firpo, con sus pocas palabras de siempre, resume todo su afecto en otro abrazo cordial. Después buscamos un lugar a la sombra – a la vista del Lehg II – y charlamos largamente.
• Creí que te iba a recibir en Nueva York – le digo -. Fijate que cuando supe la la noticia de tu partida no lo podía creer. En 1943 me habías dicho que ya no estabas para aventuras ... ¿Te acuerdas? 
• Me mira con aire sorprendido. 
• - ¡No! ¿Te dije eso? No importa. Ya sabes lo que pasa al final de estos tremendos viajes ... Después, a medida que corre el tiempo ... Bueno, pero es mejor hablar de otra cosa ... 
¿Hablar de otra cosa con Dumas cuando el Lehg II está allí, a la vista, apuntalado con la proa hacia el agua, como si en cualquier momento fuese a empezar de nuevo? ...
 De lejos y de cerca
 Hay una breve interrupción.
Una familia que llega al club saluda a Dumas; el mas pequeño de los pibes se lo queda mirando con la maravillada expresión de quien contempla un milagro, mientras Dumas sonrie paciente y deja que el curioso complete, desde abajo, su investigación inolvidable.  Después, algún día, al pibe le resultara legendario este recuerdo ...
Hay preguntas, como siempre. ¿Quién no le hace preguntas a Dumas? Y una señorita, que quiere llegar más al fondo de la cuestión, averigua :
• ¿Y de noche, como hacia? 
Dumas explicaba pacientemente. Después cuando nos quedamos solos, comenta :
• Las cosas que uno tienen que oir ... En Cuba, una vez me preguntaron si fondeaba el barco por las noches. ¡Fondear con cuatro mil metros de profundidad! ¿te das cuenta? Y otro me decía : "Y con la comida, ¿cómo hace?" 
Entonces se recuerda aquella terrible odisea cumplida por Dumas, desde la bahía de Nueva York hasta las Canarias, cuando se agotaron las provisiones y el tuvo que afrontar la despareja lucha de uno contra cuatro, porque estaba solo frente al mar, el hambre la sed y la debilidad creciente de su organismo.
Hay que estar dentro de la cámara del Lehg II, hay que caminar inclinado en el breve espacio libre que deja la cucheta, hay que sentir la tremenda soledad que perdura encerrada ahí adentro, para comprender como es inútil que intentemos imaginar el verdadero tamaño de estas repetidas y excepcionales aventuras de nuestro navegante solitario.
Una cosa es de lejos y otra es de cerca. Todas las palabras se quedan cortas para revivir esos trances. Y no nos hagamos ilusiones, porque el solo, solamente el, sabe las cosas que ha pasado. Y hasta resulta inútil que las cuente, por mas que, a veces, sus palabras nos hacen creer que llegamos hasta el fondo de su costosa experiencia. Pero no es verdad. No puede ser verdad.
Hasta su amor por el barco se nos escapa en toda su intensidad, porque va más allá de navegar en el, de cuidarlo y saberlo capaz.
• Es cierto – me dice -. Tenes razón...!. El barco debía haber quedado aquí después del viaje de 1943 ... Yo hubiera preferido que se quedara, y sobran razones para documentarlo. Es un barco construido con maderas argentinas, y es una expresión elocuente de nuestra industria náutica. Por eso, viejo, es una vergüenza que yo mismo diga que me lo quisieron comprar por diez mil dólares en Cuba, porque parece que le hago propaganda. En todo caso, bastaría con recordar los records mundiales que ha conquistado .... 
 ¿Divorcio?
 Mira al Lehg II, como solo lo puede mirar el :
• Por eso me duele pensar que voy a tener que divorciarme de el ... 
• Bueno ... Son tantas cosas ... ¿Para que hablar? 
Pero tiene razón Dumas. Si el Lehg II estuviese fondeado en Dársena Norte, a la vista de todos los que van a pasear en auto por los muelles, nadie pensaría que al barco hay que pintarlo, cuidarlo, etc. Y que un hombre debe estar unido a el, habituado a sus mañas, pendiente de sus caprichos, dándole su tiempo y sus preocupaciones. Nadie pensaría en eso. Pero todos dirían lo mismo, y lo dirían con un poco de orgullo : "Mira, ese es el Lehg de Vito Dumas ..." Y ese poco de orgullo colectivo no estaría mal, porque todos sabemos que lo ha que ha hecho ese barquito criollo por los mares del mundo, ningún otro barco lo ha hecho ...
• ¿Y ahora, entonces Vito? 
• Que se yo ... 
• No, me refiero al presente inmediato. Supongo que no se quedará el Lehg II en este astillero. 
• ¡Oh, no! ... Ahora ... 
Ahora, Dumas piensa colocarle un motor auxiliar. Luego hará un viaje a Punta del Este, donde ha sido designado juez en una de las regatas que se han de correr próximamente. Después ...
• Un motor auxiliar para facilitar la maniobra de entrada a los puertos. Si lo hubiera llevado en este viaje ... 
 Frente a la meta
 De haber llevado ese motor auxiliar durante este último viaje, Vito Dumas hubiera podido fondear en el puerto de Nueva York, el 17 de junio del año pasado ...
Ya sabemos lo que fue esa peripecia dramática del Lehg II, que navegaba durante días entre Atlantic City y la bahía de Nueva York, que llega a una milla de la estatua de la Libertad, que deriva angustiadamente durante veinticuatro horas en el canal Ambrosse ...
• Me vieron..!, te aseguro que me vieron – repite el -. Pedí remolque desesperadamente. Hice la señal de SOS con el cuerno de bruma, fui y vine inutilmente entre los pescadores de Atlantic City ... 
En el canal Ambrosse, donde se encauza un tráfico marítimo de acceso al puerto de Nueva York, Dumas pasa horas terribles. A cada instante corre peligro de ser chocado por los barcos que aparecen en medio de la niebla. Llega un momento en que debe valerse de un remo para enderezar al Lehg II, que se ha cruzado en el medio del canal ...
Pero las corrientes lo vencen poco a poco, tirándole hacia el océano. Ya no es posible regresar a Cuba; y no tiene mas remedio que lanzarse a una inesperada travesía atlántica, casi agotados los víveres y el agua en ese momento.
Esa fue, en pocas palabras, la durísima aventura de este viaje.  Después no faltarían otros momentos duros, es cierto, pero ninguno como aquel, cuando tuvo que darse por vencido con la meta a su alcance.
Y esto de darse por vencido es una manera de decir, porque todo lo que sucedió mas tarde, hoy le vale como una victoria sobrehumana de resistencia física y carácter, de modo que el aparente fracaso frente a Nueva York pareciera como un pretexto del destino, para que barco y capitán se superasen en una aventura que escapa de la náutica para incorporarse a la leyenda ...
Mas yo hago hincapié en ese futuro motor del Lehg II.
• Porque eso quiere decir – razono – que estas preparando al barco para que, cuando llegues a un puerto la maniobra sea ... 
Vito me interrumpe con un gesto, y corrije :
• Estoy preparando al Lehg II para que, cuando llegue a un puerto, sea el que sea quien este a bordo, pueda hacer una maniobra que ... 
• ¡Vamos! – protesto. 
Dumas se encoje de hombros. Después, como si de verdad le resultara tremendo imaginar lo dicho, termina :
• No se ..., no se ... ¡!
Alguien lo llama. Tiene que volver junto al Lehg, para continuar la tarea, y nos despedimos.
Alejándonos, Firpo, con su tono reflexivo de siempre, hace una breve acotación definitiva :
• ¿Sabe? – me dice -. Estaba pensando que - dos como ese no hay , ¿eh?- ... Y a mí, que no me gustaban ni los barcos que tienen pileta de natación ... 
Tiene razón Firpo. No hay dos como Vito Dumas ... Pero nosotros ya nos hemos tomado tanta confianza con su valor, que nos resulta cosa de todos los días ...
Y si mañana se marcha otra vez, parecerá lo mas natural del mundo. Como si alguien lo hubiese estimulado alguna vez para hacer todas las cosas que lleva hechas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy muy interesante el post de verdad.

Muy buen post, saludos!
Servicios Nauticos

la recalada dijo...

Muchas gracias Servicios Nauticos!